...

Felices los bautizados que no se avergüenzan ni temen vivir el Evangelio para transformar nuestra sociedad...

Felices los que trabajan por el bien común y por los marginados del sistema, superando egoísmos y comodidades...

Felices los que no se atan a seguridades ni venden su alma por el bienestar...

Felices los que no se conforman con el asistencialismo y la caridad y luchan por un estilo de vida fraterna y solidaria...

Felices los que "meten las manos" en la vida política y anuncian la verdad del Evangelio a los acomodados y a los deseperados por igual...

Felices los que prefieren la cooperación a la competencia y entre el "éxito" y la verdad, se quedan con la verdad...

Felices los que todavía creen que el amor tiene la última palabra y procuran calmar el hambre de pan y de amor a sus hermanos...

Felices los que creen en una sociedad en la que todos tengan la misma oportunidad...

Felices los cristianos que conocen la Doctrina Social de la Iglesia y la practican...

Amén.


martes, 18 de mayo de 2010

Principio de Solidaridad

SOLIDARIDAD


90ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina
Pilar, 11 de noviembre de 2005

5° La Solidaridad

22. “La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido una conciencia tan difundida del vínculo que se manifiesta entre los hombres y los pueblos” (C 192). Estas relaciones de interdependencia, “que son, de hecho, formas de solidaridad, deben transformarse en relaciones que tiendan hacia una verdadera y propia solidaridad ético-social. La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador de las instituciones” (C 192,193).

23. En situaciones difíciles los argentinos nos mostramos solidarios. Por ejemplo, cuando sufrimos inundaciones. Las repetidas crisis político-sociales quizás habrían acabado con nosotros si no hubiésemos sido solidarios. Es admirable cómo, en situaciones límites, nacen formas impensadas de solidaridad, especialmente en el pueblo humilde.

No obstante, la solidaridad necesita un crecimiento sustancial en orden a afianzar la conciencia ciudadana y la responsabilidad de todos por todos. La solidaridad expresa la solidez moral de una comunidad cuando, superando el sentimiento superficial, llega a elevarse hasta el rango de virtud social. No se trata, tan sólo, de que crezca la cantidad de donativos para aliviar los males de otros ante acontecimientos dolorosos o catástrofes. Se trata, principalmente, de llegar personal y comunitariamente a “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (C 193).

Situaciones y Cuestiones

24. Muchas son las cuestiones que surgen en este renglón. Hay una forma de insolidaridad preocupante: el crecimiento escandaloso de la desigualdad en la distribución de los ingresos. Una sociedad en la que faltase la equidad social correría serio peligro de dejar de ser solidaria.
Otra forma de insolidaridad es el debilitamiento de la cultura del trabajo en muchos que gozan de él. Trabajo mal hecho, a desgano, sin ansias de perfeccionarse. El trabajo es un servicio a la comunidad, que da derecho a comer de él.
Preocupa, también, la reiteración de reclamos no atendidos y de huelgas desproporcionadas, que no reparan en las injustas consecuencias sufridas por los más débiles: niños, ancianos, enfermos, trabajadores.
En una sociedad donde crece la marginación no serían de extrañar manifestaciones violentas por parte de sectores excluidos del mundo del trabajo, que podrían degenerar en peligrosos enfrentamientos sociales.

25. Las situaciones y cuestionamientos esbozados muestran el complejo campo social en el que todos, pero especialmente ustedes, queridos fieles laicos, deben reflexionar los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, para contribuir a hallar soluciones, desde su propia vocación y misión de ciudadanos, junto con los demás integrantes de la sociedad..

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para ver, juzgar y actuar